Introducción
Hoy, 10 de octubre, celebramos el Día Mundial de la Salud Mental. Es un día dedicado a recordar algo muy simple, pero que solemos olvidar en la vorágine del día a día: nuestra mente también necesita atención y quizá la que más.
En un mundo donde todos estamos obsesionados con el “bienestar físico” –cuántas calorías quemamos, qué tan tonificados estamos, si comimos suficiente kale (¿alguien más lo encuentra un poco amargo?)– la salud mental se queda, irónicamente, en segundo plano. ¿Por qué? Porque lo que no se ve, parece que no importa. Pero adivina qué, tu mente también pasa facturas. Y cuando lo hace, ¡el coste es alto!
¿Te imaginas ignorar un dolor de muelas durante meses? Seguro que no. Entonces, ¿por qué ignoramos cuando nuestra mente empieza a doler? Hoy quiero que hablemos de la importancia de la salud mental, de cómo prestarle atención es tan esencial como ir al gimnasio o seguir una dieta equilibrada, y cómo un toque de humor y cariño puede ayudarnos a sobrellevar el estrés de la vida diaria. Porque al final del día, cuidar tu mente es tan importante como cuidar tu cuerpo.
«No somos robots… aún»: El equilibrio entre productividad y salud mental
En esta era de la tecnología, parece que nos exigimos a nosotros mismos ser máquinas de productividad. Estamos constantemente gestionando listas de tareas, respondiendo mensajes, intentando ser multitasking ninjas, todo mientras tratamos de mantenernos “sanos” con ejercicios y dietas. Pero, spoiler: no somos robots. La mente humana no está diseñada para funcionar a pleno rendimiento todo el tiempo.
Es curioso, porque si miramos nuestra rutina diaria, pasamos horas dedicadas a nuestro bienestar físico: ir al gimnasio, preparar comida saludable, dormir nuestras ocho horas. Pero, ¿cuántas de esas horas dedicamos a nuestra salud mental? Muy pocas. Y la salud mental es el motor que mueve todo lo demás. Si tu mente no está bien, ni todo el kale del mundo va a ayudarte a sentirte mejor.
La buena noticia es que no necesitamos ser perfectos ni lograr todas nuestras metas en un solo día. A veces, nuestra mente nos pide un respiro, un descanso. Es como cuando decides un día que no puedes más con el trabajo y te das el capricho de pedir una pizza en lugar de cocinar algo “saludable”. No pasa nada, ¡tu cuerpo te lo agradecerá porque le estás dando lo que necesita en ese momento! La mente funciona de forma similar: si te pide calma, escúchala. Cuidar la salud mental no es solo para días «difíciles», es una práctica constante que debe formar parte de tu rutina diaria.
Ejemplo práctico: Dale espacio a tus pensamientos
Intenta una técnica sencilla que llamo «momento kitkat». Dedica cinco minutos al día para sentarte en silencio, lejos del móvil o del ordenador, y simplemente piensa. Deja que los pensamientos fluyan. No los juzgues. Si te sientes abrumado, respira profundo. Estos pequeños espacios de descanso mental son esenciales para evitar el colapso emocional y mantener un balance.
«Si te duele la cabeza, no te echas una crema en el pie»: aprende a escuchar tu mente
Cuando tenemos un problema físico, solemos ser bastante rápidos en actuar. Si nos duele la espalda, hacemos estiramientos. Si tenemos fiebre, nos tomamos un paracetamol. Sin embargo, cuando se trata de la mente, tendemos a ignorar sus síntomas hasta que ya no podemos más. Es como intentar resolver el dolor de cabeza echándome un a crema en el pie. ¡No tiene sentido! Entonces, ¿por qué hacemos lo mismo con la salud mental?
Imagina esto: has tenido una semana agotadora en el trabajo, apenas has dormido bien, y sientes que ya no puedes más. ¿Qué haces? En lugar de afrontar lo que sientes, muchas veces lo que hacemos es ignorarlo. Nos decimos cosas como: “mañana será mejor” o “solo necesito dormir más” (aunque en realidad llevas semanas sintiéndote igual). Pero igual que no curarías un esguince ignorándolo, no puedes mejorar tu salud mental sin afrontar lo que te está pasando.
Hablar sobre lo que te preocupa es un excelente primer paso. Ya sea con un amigo, un familiar, lo ideal, un terapeuta, verbalizar lo que te sucede puede ser enormemente liberador. Y no, no es señal de debilidad. En realidad, pedir ayuda es uno de los actos más valientes que puedes hacer. Al igual que no dudas en acudir al médico cuando te duele el estómago, buscar ayuda profesional para la mente es igual de válido y necesario.
Ejemplo práctico: Desarrolla tu red de apoyo
Haz una lista mental de tres personas con las que te sientas cómodo hablando sobre tus emociones. No tienen que ser “expertos”, solo personas que sepan escuchar. A veces, solo necesitamos que alguien valide lo que sentimos. Si no te sientes listo para hablar, intenta escribir lo que sientes en un diario. Es una forma increíblemente terapéutica de procesar tus emociones.
«Más mindfulness, menos multitasking»: cómo dejar de ser malabaristas mentales
Vivimos en una era donde ser multitarea es casi un requisito. Trabajamos mientras respondemos mensajes, comemos mientras revisamos correos y terminamos el día exhaustos, sin haber disfrutado de una sola actividad plenamente. ¡Pero aquí va una sorpresa! Nuestra mente no está diseñada para hacer muchas cosas a la vez. De hecho, cada vez que intentamos realizar múltiples tareas, nuestra productividad baja y, lo que es más importante, nuestra mente se fatiga.
El mindfulness (o atención plena) es una herramienta poderosa para contrarrestar el multitasking y las distracciones constantes. No, no tienes que sentarte en una montaña con las piernas cruzadas para practicarlo (aunque si puedes, genial). El mindfulness es simplemente el acto de estar presente. Algo tan sencillo como disfrutar de una taza de café sin revisar el móvil ya es un acto de mindfulness.
Cuando dejamos de ser malabaristas mentales, comenzamos a recuperar el control sobre nuestra mente. Esto significa que dejamos de estar en piloto automático y nos volvemos más conscientes de lo que pensamos, sentimos y hacemos. Además, estar presente nos permite conectar más profundamente con nuestras emociones y, en última instancia, mejorar nuestra salud mental.
Ejemplo práctico: Ejercicio de mindfulness diario
Empieza por hacer una sola cosa a la vez durante el día. Si estás comiendo, solo come. Si estás caminando, solo camina. Deja de lado las distracciones y concéntrate en el momento presente. Observa cómo te sientes. Notarás que la calidad de esas pequeñas experiencias mejora notablemente, y tu mente te lo agradecerá.
«Cuidar tu mente es sexy»: cómo el autocuidado mental mejora tu bienestar general
¿Sabías que cuidar tu salud mental te hace más atractivo? Suena superficial, pero tiene todo el sentido del mundo. Cuando nos sentimos bien por dentro, se nota por fuera. Esa paz interior, esa capacidad de gestionar el estrés y de aceptarnos a nosotros mismos es algo que los demás notan (¡y aprecian!).
Piénsalo: cuando alguien está en paz consigo mismo, es capaz de irradiar energía positiva. Esa persona no se estresa por pequeñeces, tiene paciencia y sabe manejar los desafíos de la vida con gracia. ¡Es un verdadero imán! Por eso, cuando nos dedicamos tiempo a cuidar nuestra salud mental, invertimos en nuestro bienestar total. Nos volvemos más equilibrados, más felices, y esto se refleja en todas nuestras relaciones.
Ejemplo práctico: La gratitud como herramienta de autocuidado
Intenta cada noche escribir tres cosas por las que estés agradecido. Este simple acto te ayudará a centrarte en lo positivo y a reprogramar tu mente para que vea lo bueno en medio del caos. Verás cómo tu perspectiva cambia y te sientes más en paz contigo mismo.
Conclusión:
Hoy, en el Día Mundial de la Salud Mental, te invito a que te tomes un momento para reflexionar sobre tu bienestar mental. Al igual que te preocupas por lo que comes, cómo entrenas o cuánto duermes, es fundamental que incluyas el autocuidado mental en tu rutina diaria. La salud mental no es algo que puedas ignorar hasta que ya no puedes más. Es algo que necesita tu atención constante y, créeme, vale la pena dedicarle tiempo.
Así que, ¿por qué no pruebas hoy mismo una “mascarilla mental”? Apaga las distracciones, conecta contigo mismo y haz algo que te haga reír. Porque al final del día, cuidar nuestra mente es el mejor regalo que podemos hacernos. Tu mente, tu cuerpo y tu bienestar en general te lo agradecerán. Y quién sabe, tal vez descubras que cuidar tu mente puede ser el primer paso para mejorar todas las áreas de tu vida. Cuando le das a tu salud mental la atención que se merece, todo lo demás parece encajar. Te sentirás más en control, más presente, y, lo mejor de todo, más feliz. Al final del día, tu bienestar mental es la base sobre la que construyes tu bienestar físico. Así que, por hoy, date permiso para parar, para reír, para descansar, y para estar bien… o no tanto, que también está bien.
Ya sabes, si necesitas ayuda y quieres ponerte manos a la obra, no lo dudes. Sabemos Ayudarte.
Irene Candelas
Psicóloga