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Introducción

Hoy vamos a hablar de algo que a muchos les suena pero que pocos entienden realmente: el TDAH. Sí, ese trastorno del que todo el mundo cree saber algo pero que al mismo tiempo está rodeado de mitos y malentendidos. Seguro que has escuchado frases como: «Es que no presta atención» o «Es muy inquieto, seguro que tiene TDAH». Y lo más común: «Eso es solo cosa de niños, ¿no?».

Bueno, te sorprendería saber que el TDAH no es solo un «problema de niños» ni una moda pasajera. No, no es algo que desaparece por arte de magia cuando cumples 18 años. Y sí, también afecta a los adultos.

Este artículo va para los que han vivido con la sensación de que su cerebro es como un tren que se descarrila justo cuando más necesitan concentración. Para los que sienten que mientras todo el mundo va en coche por una autopista mental, ellos llevan un patinete por una calle llena de baches. Y no, no es cuestión de falta de esfuerzo o de disciplina. El TDAH es una condición real que afecta la forma en que piensas, te organizas y a veces incluso cómo sientes. Y lo mejor de todo: se puede tratar y gestionar.

Acompáñame mientras rompemos mitos, nos reímos un poquito (porque el humor ayuda) y entendemos porqué es tan importante cuidar nuestra salud mental, también cuando se trata de adultos con TDAH.

 «Pero si el TDAH es cosa de niños… ¿verdad?»

Esta es probablemente la idea más extendida cuando hablamos de TDAH: que solo afecta a los niños. Es una creencia tan común que muchos adultos que viven con TDAH ni siquiera consideran la posibilidad de que lo tengan, simplemente porque suponen que es algo que «se queda en la infancia». Y permíteme decirlo claro: ¡es un mito!

Es cierto que el TDAH suele diagnosticarse en la infancia y que muchas veces asociamos el trastorno con niños que no pueden quedarse quietos o que tienen dificultades para concentrarse en clase. Pero aquí viene la sorpresa: el TDAH no desaparece automáticamente cuando llegas a la adultez. De hecho, para muchas personas, la vida adulta es cuando los síntomas del TDAH se vuelven más evidentes y desafiantes.

Imagina que has pasado tu vida adulta lidiando con la sensación de que nunca puedes organizarte o que, aunque realmente quieras concentrarte en una tarea, tu mente se escapa constantemente hacia otros pensamientos. Si todo esto te suena familiar, es muy probable que estés experimentando TDAH sin siquiera saberlo.

La realidad del TDAH en adultos

En los adultos, el TDAH suele manifestarse de maneras distintas a como lo hace en los niños. Ya no son conductas hiperactivas o impulsivas tan evidentes; es más común que los adultos con TDAH tengan dificultades para concentrarse en tareas a largo plazo, organizarse adecuadamente o gestionar el tiempo de manera efectiva. Y no, no es pereza ni falta de interés. A veces, la mente simplemente va demasiado rápido y resulta complicado enfocarse en una sola cosa a la vez.

Además, muchos adultos nunca recibieron un diagnóstico de TDAH cuando eran pequeños, lo que significa que han pasado años lidiando con estos síntomas sin saber qué les estaba sucediendo. Para algunos, el diagnóstico llega en la edad adulta y, aunque puede ser un shock, también es un alivio. Finalmente, todo tiene una explicación.

«No es solo estar distraído: el TDAH es mucho más»

Uno de los malentendidos más comunes sobre el TDAH es que se reduce simplemente a “estar distraído” o “tener mala memoria”. Si fuera solo eso, entonces, ¿no todos tendríamos un poquito de TDAH? Pero, por supuesto, el TDAH es mucho más complicado que eso.

El déficit de atención es solo una pieza del rompecabezas. Otras características comunes incluyen la dificultad para organizar tareas, la incapacidad de planificar a largo plazo e incluso la lucha constante con la procrastinación. Para muchos adultos con TDAH, el problema no es simplemente que se distraen fácilmente, sino que la combinación de síntomas puede dificultar completar tareas, gestionar el tiempo de manera efectiva y a menudo sentirse abrumados por tareas que para otros parecen sencillas.

Imagina estar en una reunión de trabajo importante y, mientras el resto de tus compañeros están discutiendo el tema del día, tu mente empieza a vagar. De repente, te encuentras pensando en lo que vas a cenar esta noche o en si has dejado la ventana abierta en casa. Esto es el TDAH en acción. No es que no te importe la reunión, es que tu cerebro simplemente no te permite enfocarte durante el tiempo que necesitas.


Ejemplo del caos mental: El «tren descarrilado»

¿Te ha pasado alguna vez que estás leyendo un artículo importante y, sin darte cuenta, terminas en Wikipedia buscando la historia de los elefantes africanos? ¡Bienvenido al TDAH! Las personas con TDAH tienen tendencia a «descarrilarse» mentalmente. Pueden comenzar con una tarea simple, pero de alguna manera su cerebro decide saltar a una serie de pensamientos completamente no relacionados. Y antes de que se den cuenta, el día se ha ido y su lista de tareas sigue intacta.


«El tiempo y yo: una relación complicada»

Si hay algo con lo que los adultos con TDAH luchan es con la gestión del tiempo. El tiempo es un concepto extraño cuando tienes TDAH. Sabes que hay plazos, que hay cosas que hacer, pero cuando te sientas a trabajar, parece que el reloj y tú no estáis en la misma página. A veces, una tarea que deberías llevar a cabo en 10 minutos puede prolongarse durante horas porque tu mente se distrae con otras cosas.

Es como si el TDAH hiciera que el tiempo fuera elástico: los plazos se estiran hasta el último momento y, cuando finalmente llega la urgencia, te encuentras corriendo contra el reloj para terminar lo que deberías haber hecho hace semanas. ¿Te suena familiar?

La procrastinación también juega un papel importante aquí. Sabes que tienes que hacer algo, pero simplemente no puedes reunir la energía o el enfoque para empezar. Y cuando finalmente te decides a hacerlo, puede que termines trabajando bajo una enorme presión por la cercanía del plazo. Esto no es por pereza, sino por la dificultad del cerebro para planificar y ejecutar tareas de manera ordenada.


Ejemplo práctico: El «hiperfoco»

Aunque la falta de atención es común, las personas con TDAH también experimentan algo llamado «hiperfoco». Puede sonar contradictorio, pero el hiperfoco es la capacidad de concentrarse intensamente en una sola tarea, especialmente si esa tarea te apasiona o te interesa mucho. Puedes pasar horas trabajando en ello sin darte cuenta del tiempo. El problema es que no puedes elegir cuándo ocurrirá. Es decir, puedes pasar horas perfeccionando una presentación, pero cuando se trata de una tarea más rutinaria o aburrida, el hiperfoco simplemente no aparece.


«No estás solo y el TDAH tiene tratamiento»

Una de las cosas más importantes a recordar es que no estás solo. Si has pasado gran parte de tu vida sintiéndote diferente, como si tu cerebro no funcionara como el de los demás, es probable que estés viviendo con TDAH sin saberlo. Muchas personas adultas no son diagnosticadas hasta bien entrados los 30 o incluso 40 años, y aunque esto puede ser abrumador, recibir un diagnóstico puede ser liberador.

El TDAH no define quién eres, pero sí es algo que afecta cómo interactúas con el mundo. Lo bueno es que, una vez que tienes un diagnóstico, hay muchas formas de gestionarlo. Desde la neuropsicología hasta cambios en tus hábitos diarios o incluso medicación, existen múltiples opciones para ayudarte a tomar control de tu vida.


Ejemplo: Estrategias simples para el día a día

Si sospechas que puedes tener TDAH, uno de los primeros pasos que puedes tomar es empezar a crear estructuras a tu alrededor. Esto podría incluir el uso de listas de tareas, recordatorios repetitivos o establecer rutinas diarias que sean sencillas y claras. No necesitas transformarte en una persona ultraproductiva de la noche a la mañana, pero estos pequeños cambios pueden marcar una gran diferencia en cómo gestionas tu día.

Por ejemplo, usar temporizadores o alarmas puede ayudarte a dividir grandes proyectos en partes más manejables. También puedes crear «zonas de trabajo» en tu casa o lugar de trabajo que te permitirán concentrarte más fácilmente en una sola cosa. Y recuerda, no todo es cuestión de esfuerzo, sino de encontrar las herramientas que mejor se adaptan a ti.


Conclusión

El TDAH no es solo “estar distraído” o “ser inquieto”. Es un trastorno real que afecta tanto a niños como a adultos, y muchos adultos viven con TDAH sin haber sido diagnosticados en su juventud. Entender que tu cerebro funciona de manera diferente puede ser el primer paso para mejorar tu calidad de vida. Desde el manejo del tiempo hasta la organización, existen herramientas y estrategias que pueden ayudarte a vivir de manera más plena.

Si te sientes identificado con lo que hemos hablado hoy, no dudes en buscar apoyo profesional. El TDAH no es una sentencia, y con el tratamiento adecuado puedes aprender a navegar por la vida de manera más efectiva y sentirte mejor contigo mismo. Porque al final del día, cuidar de tu salud mental es tan importante como cuidar de tu cuerpo. No estás solo en este camino y siempre hay soluciones disponibles. Recuerda siempre: en NeuronDiverso, Sabemos Ayudarte.

 

Sandra Martínez

Neuropsicóloga

Sandra Martínez

Neuropsicóloga