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El 21 de marzo se celebra el Día Mundial del Síndrome de Down. A veces no sabemos de dónde puede venir un síndrome o una enfermedad, pero en este caso, sabemos que proviene de una alteración genética donde aparece triplicado el cromosoma 21, por eso, lo conocemos también como trisomía 21.

Es una de las alteraciones genéticas más comunes y un síndrome muy conocido, lo cual tiene muchas ventajas, ya que le proporciona mucha visibilidad, conocimiento… pero a la vez, esto genera un estereotipo.

Pensamos que un niño o una niña con Síndrome de Down presenta una cabeza, orejas y nariz más pequeña y los ojos rasgados. A nivel cognitivo podemos pensar que presentan un deterioro cognitivo y una afectación en la funcionalidad, sin embargo, podemos encontrar personas con un amplio rango de Cociente Intelectual, algunas alcanzan una gran autonomía, pudiendo estudiar una carrera y trabajar de ello. Además, pensamos que son personas alegres y muy sociables, lo que nos puede llegar a pensar que siempre son así, aunque a veces puedan tener días peores, en los que tengan sentimientos de tristeza, como nos podría pasar a todos.

Como hemos visto muestran algunas características comunes, pero cada persona es única, con su forma de ser, personalidad, habilidades y apariencia física propia. Por lo que debemos romper con estos estereotipos, evaluar a cada niño tal y cómo es y acompañarles en su desarrollo. Ya que pensar de una manera global nos puede llevar a no relacionarnos con ellos de manera adecuada ni cumplir con sus necesidades.

¡No somos un estereotipo, cada persona es única!

 

María Sánchez

Psicóloga y Logopeda

María Sánchez

Psicóloga y Logopeda