Hoy hablaremos sobre la ENFERMEDAD DE HUNTINGTON.
Al comenzar a leer este blog, muchos de vosotros pensaréis que nunca habíais oído hablar de la Enfermedad de Huntington, pero…¿qué pensáis cuando leéis “Baile de San Vito”? A que esa expresión os suena más…Pues bien, es lo mismo, la Enfermedad de Huntington fue denominada comúnmente el “baile o mal de San Vito” hace años.
Ahora que esta aclaración os puede evocar una imagen en vuestro cerebro, hablemos de ella.
Esta enfermedad está englobada dentro de las denominadas “enfermedades raras”, siendo un porcentaje muy bajo las personas que la padecen (1/10.000). Pero ya sabemos que no por ello debe ser menos importante.
Es una enfermedad neurodegenerativa, como ya conocemos muchas, progresiva y de herencia autosómica dominante. Aunque puede aparecer a cualquier edad, lo más común es que tenga su debut entre los 30-40 años.
Tiene su origen cerebral en la alteración de la configuración de la proteína huntingtina (Htt). Aunque, en mayor medida, se encuentra a nivel cerebral, también se describe en otros órganos como hígado, páncreas, etc.
A nivel sintomatológico, lo más llamativo y común en estos pacientes es la falta de coordinación en los movimientos, haciéndose excesivos, anormales e irregulares, y comprometiendo muchos grupos musculares, de ahí la denominación de “baile”. Esto es debido, principalmente, a una alteración de los ganglios basales, estructura que se encuentra en nuestro cerebro y que es la encargada de controlar la coordinación, entre otras funciones. Este síntoma principal puede ir acompañado de alteraciones cognitivas y psiquiátricas.
Al igual que en el resto de las enfermedades neurodegenerativas, muchos estudios avalan que el estrés oxidativo es un factor muy importante en la aparición y progresión de estas enfermedades, mediante la creación de metabolitos tóxicos para nuestro organismo, y más concretamente para nuestro cerebro.
¿Qué es el estrés oxidativo?
Es un proceso en el que se producen radicales libres, principalmente de oxígeno, lo que da lugar a daño celular, en este caso en concreto, daño de nuestras neuronas.
Hasta el oxígeno, tan necesario y obvio para la vida, puede desencadenar la toxicidad en nuestro organismo. Por ello, para mantener nuestra ”balanza interna” equilibrada, debemos encontrar “antioxidantes” ante la excesiva carga de “oxidantes”.
¿Pero…por qué en nuestro organismo se desequilibra la balanza en un momento dado?
Pues por la sociedad en la que vivimos, básicamente.
En nuestra sociedad, nuestro organismo está en constante lucha contra radicales libres, por naturaleza, es su función. Pero el problema viene, por la sobresaturación, cuando nuestro cuerpo no puede contra tanta toxicidad.
Y esa “lucha y exceso” lo producen los contaminantes externos que entran a nuestro cuerpo: estrés, mala alimentación, humo de tabaco, herbicidas, pesticidas, contaminación atmosférica, etc. que desequilibran la balanza. Nuestro “mecanismo de limpieza” se satura, los radicales libres pasan a dañar nuestras células y nos lo muestra en forma de enfermedades.
SOLUCIÓN: buena nutrición y salud mental y medioambiental.
Si quieres saber más sobre cómo nuestra alimentación y nuestra actitud puede ayudarnos a mantenernos en pleno estado de salud y bienestar, no dudes en consultarnos. Estamos por ti.
Leticia Martínez García
Médico Integrativo
Neurofisióloga clínica