Ya hemos hablado en alguna otra ocasión de la necesidad de expresar y comunicar a través de la música que tienen algunas personas, en concreto, personas en el espectro autista. Puedes leer nuestra entrada en el blog Neuron El niño que pensaba en notas musicales.
Pero pocas veces se ha reflexionado acerca de que sea la música la que te elige a ti.
Es más, es posible que no sea la música sino su autor y su personalidad la que consiga atraerte hasta el punto de conseguir que escuches una y otra vez sus notas y sus letras.
Así, quedaría explicado porqué existen tantos ritmos y tipos de música diferentes, jazz, soul, R&B, pop, rock, clásica, ritmos latimos… (y lo siento, pero me niego a incluir el reggaetón en esta categoría).
Pero dando un giro más a la tuerca de la investigación, me atrevería a decir que no solo es la personalidad del cantante la que nos atrae, si no que podría ser incluso variable a lo largo del día.
Hay casos, muy comunes, en los que las necesidades o gustos musicales no son los mismos cuando nos despertamos, que cuando acabamos la jornada laboral. O no escuchamos la misma música para leer o estudiar que para arreglarnos cuando vamos a salir de fiesta.
Parece entonces, que se encuentra una especie de confrontación de la personalidad del cantante con la personalidad del oyente y de ahí experimentamos el gusto y pasión por la música.
David Greenberg y otros psicólogos sociales de la Universidad de Bar-Ilan de Israel llevaron a cabo un estudio científico en el que entrevistaron a mas de ochenta mil voluntarios que participarían en 3 fases de una mima investigación:
- En la primera fase estudiarían la percepción que los voluntarios tenían de las personalidades de los más de 50 cantantes y bandas musicales occidentales que les presentaron en una lista.
- En una segunda fase, los voluntarios pasaron a describir sus gustos musicales y su propio carácter.
- En una tercera comprobaron cuál era la reacción de los voluntarios ante la letra y la música de las bandas y compositores que habían elegido.
Cuando analizaron los datos, los investigadores pudieron comprobar que a las personas les gustan los cantantes o músicos que pudieran tener una personalidad similar a la suya.
Greenberg y su equipo han denominado el fenómeno «efecto de la autocongruencia de la música», es decir que las características propias son similares a las que le otorgamos al cantante o a la pieza musical.
Esta claro entonces, que los gustos musicales, la música que elegimos escuchar no es solo fruto de la exposición familiar o el aprendizaje, ni siquiera es la influencia social.
Las preferencias musicales parecen depender de factores psicosociales como el momento vital y los factores de personalidad.
Esperemos que los señores de la música, los productores musicales, tarden un tiempo en alcanzar este tipo de datos porque es predecible que usen la Inteligencia Artificial, en manipular las personalidades de los cantantes para que lleguen más fácilmente al público y las ventas sean mejores… ¿o eso se está haciendo ya? Ummm….
Sandra Martínez
Neuropsicóloga