La pregunta que da el título a esta entrada en el blog es una de las más frecuentes en consultas de logopedia y atención temprana en general. Independientemente de si hay un desarrollo típico o patológico, sí quiero transmitiros que lo importante es ocuparse y no preocuparse o desatender la inquietud. Ocuparnos nos hará poder consultar con un profesional en caso de que algo nos llame la atención o lo desconozcamos, sin alarmarnos innecesariamente. A veces una preocupación desmedida nos bloquea hasta el punto de mirar hacia otro lado de forma inconsciente y no consultar a tiempo; o en el extremo opuesto, llegar a patologizar una situación que no es problemática.
Es sabido que el desarrollo del lenguaje en los niños es una etapa crucial que a menudo inquieta a los padres, siendo uno de los indicadores clave del desarrollo infantil. Por eso hoy exploraremos algunos signos de alerta y expondremos qué podemos hacer en dichas situaciones. Sin embargo, más allá de establecer edades como puntos de referencia, es fundamental comprender que el progreso lingüístico de cada niño es único y debe evaluarse en función de diversos factores, como su entorno, posibles patologías previas y el ritmo individual de desarrollo.
Las primeras palabras
En torno a los 12-18 meses es esperable que un niño emita sus primeras palabras. Sin embargo, esto no depende únicamente de la edad y es variable en cada caso. Si tu hijo no balbucea, emite vocalizaciones o reacciona a los sonidos o a la voz de mamá/papá antes de los 6 meses, o si con 12 meses no comprende palabras familiares ni dirige la mirada a la persona que habla o no responde a su nombre, es importante consultar con un profesional.
Mi hijo solo señala o me lleva de la mano
Si tu hijo te coge de la mano para llevarte al lugar u objeto que le interesa, es normal. Esto suele ocurrir entre los 9 y 24 meses ya que es probable que aún no disponga de las herramientas necesarias como para comunicarse de otra manera.
Sin embargo, es natural en el desarrollo que cuando se presenten situaciones en las que el niño tenga que utilizar palabras que ya ha adquirido, señalar ya no sea suficiente.
Un signo que puede determinar la necesidad de consultar con un profesional es si nuestro hijo tiene adquiridas palabras, pero sigue usando la mano para llevarnos al sitio u objeto que quiere o supera los 2 años.
Mi hijo usa una sola sílaba para decir cada palabra
Si nuestro hijo de entre 12 y 24 meses emplea una sílaba (normalmente la última) en vez de emplear la palabra completa, esto es /ca/ para referirse a “vaca” o /ta/ para referirse a “galleta”, no debe ser alarmante pues es una situación muy frecuente en el desarrollo del lenguaje. En estos casos es recomendable evitar el uso de diminutivos, ya que usará “ito/a” para referirse a casi todo, generando una dificultad para el entorno a la hora de entenderle y dificultando el reconocimiento de la palabra que originalmente no contiene dicha sílaba.
Si persiste este tipo de característica más allá de los 2 años, se recomienda consultar con un profesional. Hasta esa edad es mucho más importante el contenido (cantidad y repertorio de palabras) que la forma (producción).
Mi hijo utiliza la misma palabra para todo
De nuevo, si entre los 12 y 24 meses un niño utiliza una misma palabra para todo, no es un motivo de alarma ya que se trata de una fase más en el desarrollo del lenguaje. Esta etapa se llama sobregeneralización y va desapareciendo a medida que se va a adquiriendo más vocabulario. Esto puede verse cuando los niños aprenden la palabra “gato” y lo asocian al animal y de repente cuando ven otros animales similares (perro, zorro, lince) utilizan la palabra “gato” para referirse a ellos.
Sin embargo, si con 2 años no tiene un vocabulario mínimo de 20 palabras o no empieza a combinar 2 palabras, no comprende instrucciones sencillas y/o no entendéis nada de lo que quiere decir, se considera un indicador de posibles patologías y se recomienda consultar con un profesional.
Mi hijo ha empezado a decir una palabra, pero ha dejado de usarla
Entre los 12 y 18 meses generalmente puede ocurrir que los niños adquieran una palabra y dejen de usarla temporalmente, ya que en esa etapa suelen aprender muchos términos nuevos. Si esto ocurre con una o dos palabras, y su vocabulario sigue aumentando, no es algo problemático. Mientras siga usando otras palabras y adquiriendo vocabulario nuevo, no debemos alarmarnos.
Sin embargo, si se observa un estancamiento o incluso un retroceso importante, es momento de ponerse en manos de un profesional.
Mi hijo se bloquea o tartamudea
Los bloqueos o disfluencias suelen estar relacionados con desarrollos muy rápidos o muy lentos del lenguaje. En edades tempranas de adquisición y desarrollo del lenguaje (2-3 años) esto suele ser evolutivo y no implica necesariamente una patología. Sin embargo, es necesario indicar que la gravedad de la situación dependerá de las dificultades que dichos bloqueos o disfluencias le atribuyan los demás. Esto depende en gran medida de si el entorno lo señala como un problema y se lo hace consciente al niño. Mientras que, si no se hace evidente y se trata con paciencia y naturalidad, en muchos casos los bloqueos o disfluencias desaparecerán. Si persiste en el tiempo (4-5 años) se debe consultar con un profesional. Lo que sí debemos tener en cuenta es que, si para el niño es un problema y le causa sufrimiento o malestar, se debe abordar con un profesional independientemente de la edad que tenga.
El desarrollo del lenguaje en los niños es un proceso dinámico que requiere atención y comprensión por parte de los padres y los profesionales. Reconocer los signos de alerta temprana y abordarlos de manera adecuada puede marcar una gran diferencia en el desarrollo lingüístico y emocional del niño. Con la orientación adecuada y el apoyo de profesionales expertos en el campo de la logopedia y atención temprana, podemos ayudar a los niños a alcanzar su máximo potencial lingüístico y comunicativo, brindándoles las herramientas necesarias para un desarrollo saludable y pleno; así como poder tomar medidas a tiempo en caso de haber patologías. Sabemos ayudarte.
Inés Babío
Psicóloga y Logopeda