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Introducción

Imagina que caminas por un bosque al anochecer. El sendero es estrecho y a cada paso escuchas crujidos entre las hojas. Tu mente empieza a imaginar todo tipo de amenazas: un animal salvaje, un extraño acechando, o incluso que puedes perderte en la oscuridad. El corazón se acelera, la respiración se vuelve más rápida y sientes que cada músculo está listo para reaccionar. Aunque en realidad nada ha pasado, tu cuerpo actúa como si estuvieras en peligro inminente.

Esa es la esencia de la ansiedad. Pero, ¿y si te dijera que no siempre es el enemigo que creemos? Que tiene lados útiles, incluso necesarios, que rara vez se mencionan. Este artículo no va de lo que ya has leído en otras partes; Aquí vamos a explorar la ansiedad desde un ángulo diferente, más humano y más real.

¿Qué es la ansiedad y por qué no es tu enemiga?

La ansiedad suele verse como algo negativo, una emoción que debemos eliminar. Pero la realidad es más compleja. La ansiedad, en esencia, es un sistema de alarma que evolutivamente nos ayuda a sobrevivir. Cuando un humano primitivo sentía ansiedad, estaba más alerta para huir de peligros reales como depredadores o catástrofes naturales.

En adultos y niños, la ansiedad moderna no está tan ligada a peligros físicos, sino a preocupaciones abstractas: trabajo, escuela, salud o relaciones. Sin embargo, su raíz sigue siendo la misma: protegernos.

El problema de la ansiedad descontrolada

El problema ocurre cuando esa alarma suena demasiado fuerte o sin razón aparente. Es como si tu coche activara el claxon cada vez que alguien caminase cerca de él, incluso si no hay peligro. Esto puede pasar por múltiples razones:

  1. Factores biológicos: Desequilibrios en sustancias químicas del cerebro como la serotonina.
  2. Factores psicológicos: Experiencias traumáticas o un estilo de pensamiento catastrófico.
  3. Factores sociales: Expectativas, críticas y presiones externas.

Si bien estos factores son comunes, hay aspectos menos conocidos que pueden contribuir a la ansiedad. Por ejemplo, en personas con discapacidad, la falta de accesibilidad puede ser un desencadenante constante. O en los niños, conflictos familiares sutiles que los adultos pasan por alto pueden sembrar las semillas de la ansiedad desde edades tempranas.

Ansiedad en adultos y en niños: dos mundos, la misma sensación

Aunque la ansiedad se manifiesta en todos, su forma de expresarse varía según la etapa de la vida.

En los niños

En los niños, la ansiedad a menudo toma formas que los adultos pueden malinterpretar. Por ejemplo, un niño ansioso puede parecer desobediente o distraído, cuando en realidad está luchando con miedos internos que no sabe cómo expresar.

Un dato que muchas veces pasa desapercibido es cómo los niños con discapacidad son particularmente propensos a desarrollar ansiedad debido a las barreras sociales, emocionales y físicas con las que tienen que lidiar día a día. Imagina no poder comunicar tus necesidades o sentirte constantemente observado por ser “diferente”.

¿Qué Pueden Hacer Los Padres?

  • Fomentar la comunicación: Preguntar cómo se siente el niño en lugar de asumirlo.
  • Crear rutinas seguras: La predictibilidad ayuda a reducir la ansiedad infantil.
  • Evitar el juicio: Validar sus emociones sin minimizar lo que sienten.

En los adultos

Los adultos tienden a racionalizar más su ansiedad, pero esto no siempre es positivo. Muchas veces, terminamos diciéndonos cosas como “estoy siendo exagerado” o “no debería sentirme así” . Este autodiálogo puede agravar la ansiedad al añadir una capa extra de culpa.

Un factor poco mencionado en los adultos es cómo la ansiedad puede estar relacionada con la falta de conexión con nuestras necesidades reales. A veces, la ansiedad no es más que un grito interno demandando todo lo que hemos ignorado: descanso, límites, o un cambio de vida…

La cara oculta de la ansiedad: lo que no te han contado

La ansiedad tiene un lado desconocido que pocas veces se discute: puede ser un indicador de algo valioso.

  1. Un sensor de valores

La ansiedad suele aparecer cuando algo importante para ti está en juego. Por ejemplo, si te sientes ansioso antes de una reunión importante, puede ser porque valoras el reconocimiento profesional. La clave está en identificar qué valor está detrás de tu ansiedad.

  1. Un motor de cambio

¿Sabías que muchas personas realizan cambios significativos en sus vidas gracias a su ansiedad? Este malestar puede ser la chispa que te motivo a dejar un trabajo tóxico, busca ayuda profesional o prioriza tu bienestar.

  1. Un indicador de necesidades no cubiertas

A veces, la ansiedad es una señal de que algo básico no está siendo atendido. Esto puede ir desde no dormir lo suficiente hasta ignorar tus propias emociones.

Ejemplo Real: La Ansiedad Por «Éxito»

Imagina un adulto que siente ansiedad constantemente por no cumplir sus metas. Este tipo de ansiedad puede estar revelando una desconexión entre lo que realmente desea (como tranquilidad o tiempo con la familia) y lo que cree que debe querer (éxito material o profesional).

Ansiedad y Psicología: ¿cómo entenderla de otra forma?

La Psicología nos ofrece herramientas útiles para resignificar la ansiedad. Aquí hay algunas formas de entenderla desde una perspectiva diferente:

  1. Ansiedad como aliada, no enemiga

En lugar de luchar contra ella, ¿qué tal si trabajas con ella? Esto implica escuchar lo que te está tratando de decir en lugar de evitarla.

  1. El papel del autocuidado

El autocuidado no es un lujo, es una necesidad. Practicar técnicas como la respiración consciente, el ejercicio o simplemente darte permiso para descansar puede marcar una gran diferencia.

  1. La Importancia de pedir ayuda

Hablar con un psicólogo no significa que estés “roto” o «loco» o «enfermo». Al contrario, es un paso valiente hacia entenderte mejor. Los especialistas pueden ayudarte a identificar patrones de pensamiento y encontrar soluciones prácticas.

Ansiedad y discapacidad: un tema poco explorado

Un aspecto que merece nuestra atención es cómo la ansiedad afecta a las personas con discapacidad. Muchas barreras adicionales que amplifican su ansiedad: desde la falta de accesibilidad en espacios públicos hasta la presión por “encajar” en una sociedad que no siempre está diseñada para ellos.

Aquí es donde el apoyo social juega un papel crucial. Crear entornos inclusivos no solo reduce la ansiedad en estas personas, sino que también mejora su calidad de vida en general.

¿Cómo empezar a manejar la ansiedad hoy mismo?

Terminar este artículo es solo el primer paso. Aquí tienes algunas estrategias prácticas para empezar:

  • Registra tus pensamientos: Llevar un diario puede ayudarte a identificar patrones en tu ansiedad.
  • Practica mindfulness: Estar presente en el momento puede reducir la sensación de estar “fuera de control”.
  • Busca apoyo: Habla con alguien de confianza o considera contactar a un profesional de la psicología.

La ansiedad puede ser desafiante, pero no estás solo en esto. En NeuronDiverso Sabemos Ayudarte. Recuerda que, aunque suene como una paradoja, entenderla y aceptarla puede ser el primer paso para superarla.

¿Qué tal si hoy decides escuchar lo que tu ansiedad tiene que decir?

 

Irene Candelas

Psicóloga

 

 

Irene Candelas

Psicóloga