La felicidad, algo que todos buscamos pero que pocos se atreven a definir. ¿Qué es exactamente? ¿Y por qué a veces parece ser tan difícil de alcanzar?
La verdad es que es una pregunta algo compleja, ya que depende de la cultura, la persona, ¡e incluso del momento vital! Quizá para tu yo de 7 años la felicidad fuera merendar Phoskitos viendo la tele, y ahora sea hacer un viaje a la India.
Para Seligman, considerado uno de los fundadores de la Psicología Positiva, existen incluso varios tipos o componentes de la felicidad, que resume en el modelo PERMA, siglas de Positive emotions (emociones positivas), Engagement (compromiso), Relationships (relaciones), Meanings (vida significativa) y Accomplishment (sentido de éxito).
Emociones Positivas
El nivel más “básico” de la felicidad, nos permite crecer como personas. Lo podemos experimentar en nuestro día a día por causas externas o propias, e incluye emociones como el amor, la esperanza, la alegría o la compasión.
Es más complejo que “me siento feliz” o “sonrío mucho”, ya que depende de cada persona.
Por ejemplo, una vivencia positiva puede ser pasear con tus mascotas.
Compromiso
Es como la persona conecta con sus deseos y realiza actividades que le gustan de forma plena. Implica estar presentes y conscientes de lo que lo que estamos haciendo.
Relaciones
Como seres sociales, es muy importante para nosotros las relaciones que establecemos con los demás. Tanto, ¡que incluso ayuda a prevenir deterioro cognitivo y aumentar nuestra salud física!
Para mejorar esta área, ayuda compartir nuestras experiencias con los demás.
Vida Significativa
Es el sentido que le damos a nuestra existencia, lo que nos motiva a seguir adelante y cumplir nuestras metas. Este principio relacionado con la autorrealización es la base de la psicología positiva.
Sentido del éxito
¿No te sientes más alegre cuando trabajas en temas que te interesan? Aunque se pasen por momentos difíciles y que nos pueden resultar algo desagradable, cuando los superamos nos sentimos increíble.
No te preocupes, porque no siempre cumpliremos todos los objetivos que nos propongamos, y tampoco es necesario para que exista un bienestar pleno. Es un motivante.
Como he adelantado en algunos de los puntos anteriores, esta felicidad también es muy importante para nuestra salud, ya que, por lo general, se suele asociar con un estilo de vida saludable.
Además, nos ayuda a:
(1) Mejorar nuestro sistema inmune, (2) Combatir el estrés, (3) Proteger tu corazón, (4) Aumentar tu esperanza de vida y (5) Reducir el dolor.
Y vale, todo esto está muy bien pero ¿cómo podemos conseguir esta “felicidad”? Para empezar, dejando los clichés a un lado. Alcanzar la felicidad no implica que todo tiene que ser perfecto y que nada malo tiene que pasar porque, como hemos visto antes, a veces hay que pasar por momentos desagradables para alcanzar nuestras metas, o podemos encontrar confort cuando estamos pasando un mal momento gracias a nuestros seres queridos.
Lo que sí es cierto es que el apreciar los “pequeños momentos” de nuestro día a día ayuda a esta felicidad, como cuando te levantas antes de la alarma y te das cuenta de que puedes dormir un poco más.
Llevar una rutina saludable es casi obligatorio, y eso implica llevar una dieta adecuada (“una manzana al día atrae a la alegría”), estar activo (más cuando es cardio) y dormir bien.
“Tocar césped”, aunque sea un meme, es necesario. No podemos vivir encerrados en nuestras casas, y salir a dar una vuelta por el parque o trabajar en tu jardín puede mejorar bastante tu humor.
A nivel social, también hay cosas que se pueden hacer, como expresar gratitud, dar cumplidos (ojo con lo que decimos), quedar con nuestros amigos, etcétera.
Existen muchas cosas que podemos incorporar en nuestra rutina. Y si no, solo hay que fijarse en este artículo de healthline donde proponen 27 hábitos que podemos incorporar en nuestra rutina, recalcando también la importancia de la terapia cuando estamos en un momento de dificultad, ya que a veces necesitamos que nos echen una mano.
¿Y tú? ¿A qué esperas para ser feliz?
Áurea Franco
Psicóloga y Logopeda