Hoy es el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo. Desde la Psicología, la Terapia Ocupacional o la Logopedia tratamos de abordar diferentes aspectos y áreas en las que las personas autistas encuentran dificultades o no son funcionales. Sin embargo, os invito a reflexionar… ¿funcionales para quién? No debemos perder de vista que la funcionalidad, dentro de lo posible, debe buscarse para ellos y no para satisfacer la norma que impone la sociedad. Hoy debemos intentar amplificar la voz y el mensaje que ellos defienden, no nuestra visión como profesionales o personas “neurotípicas”.
Se habla mucho de estereotipias, intereses restringidos y repetitivos, o de dificultades sensoriales, pero no se escucha con tanta frecuencia hablar de la comunidad autista. Al igual que hace años la falta o pérdida de audición se consideraba una discapacidad muy limitante, con el autismo ha ocurrido algo similar durante mucho tiempo. Los primeros enfoques estaban orientados a cambiar lo que estaba “mal” en ellos, definido desde un criterio normativo en el que no se aceptan desviaciones de lo neurotípico. Este enfoque tan extendido ha creado un estigma y sobre todo un gran malestar en aquellos autistas que siempre han sentido que había algo mal en ellos.
Su cerebro procesa de manera distinta, lo cual conlleva a que su conducta también sea diferente. Por cuestiones prácticas, los autistas han tenido que ocultar estos comportamientos y aprender a vivir enmascarados. Imaginemos por un momento tener que luchar contra lo que nos pide nuestro cerebro y nuestro cuerpo de manera natural, cada día de nuestra vida.
Mientras que cada una de nuestras vidas son únicas e irrepetibles, existen trayectorias y estilos de vida que la sociedad anima activamente a seguir. A todos nosotros nos puede costar cumplir estas expectativas, pero las personas autistas pueden encontrar muchas más dificultades para seguir estos caminos, incluso pueden no querer seguirlos, sintiendo un profundo malestar psicológico por no poder “adaptarse” a la norma.
La comunidad autista considera el autismo como una condición de vida que se asocia a una forma de neurodesarrollo distinto del neurotípico. Se trata de abogar por la diversidad de los cerebros humanos. Al igual que pertenecer a una raza o género determinado no es ni mejor ni peor, no existe un tipo de cerebro más correcto que otro. Este paradigma no niega la diversidad funcional (discapacidad), ni niega aquellas condiciones médicas que requieren tratamiento en personas autistas, sino que luchan por adscribirse al modelo social de discapacidad y abandonar el modelo médico y de patología.
Os invito a conocer a personas autistas, a escuchar lo que tienen que decir y a aceptar su condición como cualquier otra. Aprendamos de ellos, aprendamos sobre neurodiversidad.
Inés Babío
Psicóloga y Logopeda