Nos encontramos en medio de la pandemia, a raíz de la cual nuestra vida ha dado un giro de ciento ochenta grados; donde el estrés ha inundado todas las áreas de nuestra vida… el trabajo, las relaciones de pareja, las amistades, el hogar, la economía…
De repente llegan fechas en las que hay que celebrar, reírse, disfrutar, sacar nuestro niño interior y olvidarse de todo lo demás; y nos entran las dudas. Podemos pensar que no es momento, que con la que está cayendo no deberíamos… y seguir limitándonos el disfrute para caer sumidos en el bucle de “trabajo-quedarse en casa”.
Pero también podemos preguntarnos, ¿y por qué no? ¿Por qué no encontrar motivos para celebrar, por ejemplo, carnaval? Además de todo lo que implica el mero hecho de hacer algo novedoso y poder salir de la rutina. ¿Sabías que disfrazándonos…
… desarrollamos la creatividad? Es una oportunidad en la que tanto niños como adultos ponemos en marcha mecanismos para crear, idear y conectar pensamientos.
… fomentamos la imaginación? Al elegir disfraces basados en imágenes/personajes reales, ponemos en marcha la imaginación para poder sumergirnos en aquello que estamos representando.
… nos permitimos actuar y ser de una forma que nos gustaría? Sin que nos importe tanto lo que opine el resto y dejándonos llevar.
… liberamos y expresamos emociones? Conectamos con sensaciones y pensamientos que se encuentran en los más profundo de nosotros.
Aún así, hay personas a las que no les gusta, pasan vergüenza… o incluso si hay diversidad funcional puede ser un momento poco agradable Lo importante es saber adaptarnos. Una de las herramientas clave es la anticipación de lo que va a ocurrir, para los que lo necesiten. Y por supuesto, respetar y dejar libertad para elegir. Cada uno se disfraza a su manera, ¡y eso es lo divertido!
¿Y tú, te disfrazas este carnaval?
Inés Babío
Psicóloga y Logopeda