El autismo tiene una característica común, y es que la mayoría de las personas con TEA tienen una gran habilidad musical.
Emocionalmente la conexión musical es facilitadora de comunicación.
A nosotros mismos, sin tener diagnósticos reconocidos, nos ha pasado. ¿Quién no recuerda la canción de “Resistiré” en plena pandemia?
Consiguió unir en la misma emoción de esperanza a millones de personas que, después de meses sin contacto físico ni emocional, y agotados del exceso de videollamadas, les enfrentaba con una emoción de apoyo y seguridad en el futuro mejor.
El niño o adulto con autismo puede ser verbal o no, pero ambos, aquellos por falta de motivación y estos por incapacidad, tienen dificultades para encontrar una fluencia en la comunicación oral. Pero eso cambia cuando encontramos la vía de la música para establecer una relación emocional con ellos.
A través de la música se pueden trabajar experiencias, emociones, coordinación y expresión corporal, verbalización y expresión oral, comprensión verbal, discriminación auditiva, escritura, abstracción y razonamiento fluido, habilidades visoespaciales y un largo etcétera que se ve aumentado si media el aprendizaje del lenguaje musical y de un instrumento.
A través de la musicoterapia, llevada a cabo siempre por un profesional experimentado, no solo músico, si no con formación en terapias y trastornos del neurodesarrollo, conseguiremos desarrollar capacidades comunicativas que faciliten el día a día de familias con un miembro con diversidad funcional, en concreto, trastorno del espectro autista.
La música, genera un estado de concentración, calma, bienestar y atención plena que facilita emociones relacionadas con la felicidad y el positivismo, predisponiendo emocional y cognitivamente el cerebro para nuevos aprendizajes vitales y experienciales.
PON MÚSICA EN TU VIDA
Sandra Martínez
Neuropsicóloga