Introducción
Hablar es mucho más que transmitir palabras: es una parte esencial de quiénes somos. Nuestra voz, nuestra entonación y la manera en que estructuramos las frases son elementos que construyen nuestra identidad. ¿Alguna vez te has sorprendido imitando el acento de alguien sin darte cuenta? ¿O bajando la voz en una reunión para parecer más formal? Eso ocurre porque, de manera consciente o inconsciente, adaptamos nuestra forma de hablar para encajar en diferentes entornos.
Para muchas personas neurodivergentes, como aquellas con TEA (Trastorno del Espectro Autista) o TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad), la modulación de la voz y la forma de expresarse pueden ser una estrategia de enmascaramiento social. Pero, ¿qué impacto tiene esto en la autenticidad y la fatiga social? ¿Puede la logopedia ayudar no solo a mejorar la comunicación, sino también a fortalecer la identidad de una persona?
Vamos a explorarlo.
¿Cómo influye la voz en la construcción de la identidad?
Desde pequeños, aprendemos que nuestra voz es una de nuestras principales cartas de presentación. No solo nos ayuda a comunicarnos, sino que también nos define. Algunas personas hablan rápido, otras hacen pausas dramáticas, algunas tienen una voz grave y otras más aguda.
Ahora bien, más allá de los rasgos físicos de nuestra voz, la manera en que hablamos está moldeada por nuestras experiencias y por la forma en que queremos ser percibidos.
- Un niño que recibe elogios por hablar “claramente” tenderá a reforzar ese rasgo.
- Alguien que ha sido interrumpido muchas veces podría empezar a hablar con frases más cortas o con menos volumen.
- Una persona neurodivergente que ha sido corregida constantemente por su tono de voz puede esforzarse en cambiarlo, incluso si eso le resulta agotador.
Aquí es donde el lenguaje se cruza con la identidad: hablamos no solo como somos, sino también como creemos que deberíamos ser.
Enmascaramiento y fatiga social: la carga de modificar la propia voz
Las personas neurodivergentes a menudo ajustan su voz, ritmo y entonación para encajar en un mundo diseñado para lo neurotípico. Este fenómeno, conocido como enmascaramiento, puede ser útil en algunos contextos, pero también puede generar un gran desgaste emocional.
¿Cómo se manifiesta el enmascaramiento vocal?
- Modulación del volumen: Algunas personas con TEA pueden hablar en un tono naturalmente alto o bajo y hacer un esfuerzo consciente para ajustarlo en cada conversación.
- Ajuste de la entonación: La prosodia (la melodía del habla) es algo que muchas personas neurodivergentes regulan para evitar sonar «monótonas» o «exageradas».
- Ritmo y pausas: Aprender a hacer pausas en el momento “correcto” o evitar hablar demasiado rápido puede ser agotador.
- Elección de palabras: Pensar en cada palabra antes de decirla para asegurarse de que suene “apropiada” es otra forma de enmascaramiento.
¿Y cuál es el problema?
El enmascaramiento constante puede llevar a lo que se conoce como fatiga social, que es el cansancio extremo después de pasar mucho tiempo ajustando el comportamiento para encajar en un entorno social. Esto no solo afecta la energía, sino también la autoestima y el bienestar emocional.
¿Puede la logopedia ayudar sin imponer normas rígidas?
Aquí es donde la logopedia puede jugar un papel clave, pero con un enfoque diferente al tradicional. Durante muchos años, la logopedia se ha centrado en «normalizar» la comunicación: mejorar la dicción, ajustar la entonación y ayudar a las personas a encajar en los estándares del habla neurotípica.
Pero, ¿y si la logopedia pudiera enfocarse en fortalecer la identidad en lugar de solo corregir el habla?
Un enfoque más inclusivo y respetuoso
- Validación de la forma natural de hablar
- En lugar de corregir de manera automática, los logopedas podemos trabajar con cada persona para entender cómo se siente con su voz y su manera de comunicarse.
- No todas las personas quieren modificar su entonación o su volumen, y eso está bien.
- Enseñar estrategias para la comunicación sin perder autenticidad
- En lugar de obligar a alguien a hablar de cierta manera, se pueden ofrecer herramientas para que la persona se sienta más cómoda en diferentes contextos.
- Técnicas como el uso de apoyos visuales, pausas estratégicas o recursos de comunicación aumentativa pueden ser opciones valiosas.
- Trabajar la expresión emocional sin forzar patrones rígidos
- En lugar de decirle a alguien que debe sonreír más al hablar para parecer «amigable», se puede explorar cómo expresar emociones de manera que se sienta natural para esa persona.
- Reducir la fatiga social
- Enseñar estrategias para comunicarse sin que la persona tenga que estar en un constante estado de alerta.
- Practicar descansos comunicativos y fomentar la autocompasión en la interacción social.
Entonces, ¿cómo encontramos una voz que respete nuestra identidad?
La clave no está en cambiar para encajar, sino en encontrar formas de comunicarse que sean cómodas, eficientes y respetuosas con la identidad de cada persona. Algunas preguntas que pueden ayudar en este proceso son:
- ¿Cómo me siento cuando hablo? ¿Me relaja o me genera tensión?
- ¿Estoy cambiando mi voz por elección o por presión externa?
- ¿Qué partes de mi forma de hablar me hacen sentir auténtico?
- Si pudiera comunicarme de cualquier manera sin miedo al juicio, ¿cómo lo haría?
Reflexión final: la voz como reflejo de quiénes somos
Hablar no es solo emitir sonidos, es mostrarnos al mundo. Cada voz es única, y cada persona debería tener la libertad de usarla de la manera que le haga sentir más cómodo.
Entonces, te dejo con esta pregunta:
¿Cómo podemos crear un mundo donde cada persona pueda expresarse sin miedo a ser corregida, sino simplemente escuchada?
Porque al final, la verdadera logopedia no trata solo de mejorar la voz, sino de ayudar a cada persona a encontrar la suya propia.
Espero que este artículo te haya hecho reflexionar sobre el papel de la logopedia en la identidad. Si te ha gustado, ¡compártelo para que más personas puedan pensar sobre cómo hablamos y qué significa para cada uno de nosotros! Y recuerda: Sabemos Ayudarte.
Inés Babío
Logopeda y Psicóloga