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Explorando el TEA de una forma diferente

Piensa en tu cerebro como si fuera un ordenador con su propio sistema operativo. Algunas personas trabajan con «Windows», otras con «Mac», y algunas funcionan con un sistema menos común, como Linux. Este último es un sistema potente, único, y necesita ajustes específicos para dar lo mejor de sí. En el mundo del Trastorno del Espectro Autista (TEA), el cerebro no tiene un “fallo”, solo utiliza un sistema operativo alternativo.

Si estás aquí porque sospechas que o tu hijo podríais estar en el espectro, respira: no estás solo, y esta «configuración diferente» puede llevarnos a descubrir cosas increíbles. Vamos a entender qué significa realmente vivir con TEA, alejándonos de lo típico y dándole una vuelta original. Y no te preocupes, no necesitamos cables ni manuales técnicos para entenderlo.

 

Lo básico: ¿qué es el TEA?

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) no es una enfermedad ni algo que deba «arreglarse». Es una manera distinta de procesar la información, de ver el mundo y de interactuar con él. Damasio, el famoso neurocientífico, podría decirte que nuestras emociones y formas de pensar son como una sinfonía en la que cuerpo y mente tocan instrumentos diferentes. Pues bien, en el TEA, la sinfonía es única, pero igual de válida.

La configuración especial: cómo funciona el cerebro en el TEA

  • Procesamiento de la información:
    Imagina que la mayoría de las personas usan «carreteras principales» para acceder a la información (rápidas y predecibles). Las personas con TEA, sin embargo, a menudo prefieren caminos secundarios. A veces son más largos, otras más creativos, pero siempre diferentes. Por eso, alguien con TEA puede tardar un poco más en responder una pregunta o en procesar lo que ocurre a su alrededor, pero eso no significa que no estén avanzando.
  • La sobrecarga sensorial:
    ¿Te has fijado alguna vez en cómo un ordenador empieza a ir lento cuando abres muchas pestañas? Para alguien con TEA, la vida puede ser como tener 50 pestañas abiertas al mismo tiempo. Demasiados sonidos, luces o personas pueden provocar un “bloqueo” temporal. Y, oye, ¿quién no se pondría nervioso con tanto ruido?
  • El «hiperfoco»:
    Aquí viene la magia: algunas personas con TEA tienen la capacidad de sumergirse profundamente en temas que les apasionan. Pueden memorizar datos sobre dinosaurios, planetas, trenes o videojuegos con una precisión impresionante. Si el cerebro neurotípico es como una linterna que ilumina toda una habitación, el cerebro TEA puede ser un láser que enfoca su luz en un solo punto.

 

Sospechas de TEA en ti o en tu hijo: ¿qué señales puedes observar?

  1. Preferencia por la rutina:
    Si los cambios en el horario o el entorno provocan malestar, puede ser una señal. Para alguien con TEA, las rutinas son como mapas: claros, predecibles y seguros.
  2. Dificultades con la comunicación no verbal:
    A veces, interpretar una mirada, un tono de voz o un gesto puede ser tan complicado como intentar leer un idioma que no conocemos.
  3. Intereses muy específicos:
    ¿Tu hijo podría pasar horas hablando de tiburones, Pokémon o planetas sin aburrirse? Esto no solo es fascinante, sino una puerta abierta al aprendizaje.
  4. Sensibilidad sensorial:
    Las etiquetas de la ropa pueden ser una tortura, los sonidos fuertes parecen un terremoto y las luces brillantes son como focos de discoteca encendidos todo el día.
  5. Interacción social «diferente»:
    Algunas personas con TEA prefieren jugar solas o hablar de lo que les interesa sin percatarse de si el otro está siguiendo el hilo. Ojo: esto no significa que no quieran amigos, sino que las reglas sociales a veces parecen instrucciones difíciles de seguir.

 

¿Por qué el diagnóstico es importante?

Descubrir que alguien tiene TEA no es ponerle una etiqueta, sino entregarle un manual de instrucciones único para comprender cómo funciona. Un diagnóstico ayuda a:

  • Entender mejor por qué piensas o sientes de una manera particular.
  • Adaptar el entorno para reducir el estrés y aprovechar tus puntos fuertes.
  • Conectar con otras personas que también “hablan tu idioma”.

 

El poder de ser diferente: lo que aprendemos del TEA

Vivimos en un mundo que aplaude la rapidez y la “normalidad”, pero la verdad es que las diferencias son necesarias. Personas con TEA nos enseñan a:

  1. Mirar con más detalle:
    Observar lo pequeño, lo específico y lo que a menudo pasa desapercibido.
  2. Aceptar otras maneras de pensar:
    ¿Por qué un camino tiene que ser mejor que otro si ambos nos llevan al mismo destino?
  3. Valorar los talentos únicos:
    Grandes mentes como Albert Einstein, Temple Grandin y hasta Greta Thunberg han demostrado que pensar diferente puede cambiar el mundo.

 

Reflexionemos juntos: ¿y si cambiamos la mirada?

Si sospechas que tú o tu hijo podríais estar en el espectro, recuerda esto: no estáis solos. El cerebro TEA no es un sistema defectuoso ni un problema por resolver. Es una manera alternativa y valiosa de experimentar la vida.

Así que aquí viene mi pregunta final, para que reflexionemos juntos:
¿Qué sucedería si empezáramos a ver las diferencias como una oportunidad de aprender algo nuevo, en lugar de algo que necesita ser «arreglado»?

Quizá, el mundo sería un lugar mucho más neurodiverso, emocionante y lleno de posibilidades.

 

Si te ha gustado este artículo, compártelo con alguien que necesite leerlo. Porque a veces, entendernos mejor es el primer paso para florecer… sin importar nuestro sistema operativo. Y recuerda, estamos aquí para ti si lo necesitas porque Sabemos Ayudarte.

 

Sandra Martínez

Neuropsicóloga

Sandra Martínez

Neuropsicóloga