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El otro día leí que los caballitos de mar si ven un peligro se dan media vuelta, fingen que no existe y esperan que cuando vuelvan a girarse ya no esté.

¿Tú cómo reaccionas al peligro? ¿Eres un caballito de mar o te enfrentas a él?

Podéis pensar en cuál es la respuesta correcta, cómo debemos enfrentarnos a los peligros, pero como en casi todo la respuesta es que depende. Dependemos de muchas variables que nos rodean: cómo es ese miedo, cómo nos afecta, qué riesgo corremos enfrentándonos a él…

Mucha gente puede pensar que los caballitos de mar son cobardes porque en vez de enfrentarse a su peligro, huyen de él, pero antes de juzgar al caballito debemos saber cómo es su peligro. Si es un animal mucho más grande que ellos como un tiburón, tiene sentido porque no podría hacer nada si luchase contra él, por lo que la mejor opción que tiene es esconderse hasta que pase el peligro.

Pero en otras ocasiones nos escondemos porque pensamos que no vamos a poder contra el peligro o confundimos un animal grande con un gran coral inofensivo, es en ese momento en el que debemos pararnos a pensar: ¿Puedo con esto? ¿Tengo herramientas suficientes para hacer frente a esto? Cuando creamos que somos capaces, debemos luchar contra ese peligro.

Finalmente, hay veces en las que no podemos huir porque afecta mucho a nuestra vida diaria, nuestros peligros pueden ser un examen muy difícil al que nos tenemos que exponer, salir a la calle, tocar a un perro, coger el autobús, ver una araña, … En todas esas ocasiones, debemos vencer nuestro miedo y luchar contra él, ponernos nuestro cinturón de herramientas y buscar las que nos sirvieron en otras situaciones parecidas. Y si una vez fallas, no pienses que has perdido. Luchar contra nuestros miedos es como subirnos a una montaña rusa, unas veces vamos a subir y vamos a ganarle, otras veces vamos a ir hacia abajo y vamos a intentar huir, pero lo importante de todo esto es no bajarnos de la montaña rusa y seguir intentándolo.

 

María Sánchez

Psicóloga y Logopeda

María Sánchez

Psicóloga y Logopeda